Escribir, como método de lucha, de denuncia, de reivindicacion, como contribución a la visibilidad de los problemas actuales y cercanos, escribir para crear conciencia.
Escribir, para los de abajo, para los nadie, para los que difícilmente me leeran, en el hipotético caso de que hayan logrado aprender a hacerlo, escribir para los olvidados.
Escribir, con todo el sentido y el sentimiento, sin aceptar censuras, sin renunciar jamás a tejer, con letras y palabras, sueños que permitan a alguien, algún día, avanzar en la búsqueda de la utopía. Escribir para encender mi fueguito, mi hoguera, para regalar calor y extender la esperanza de que otro mundo es posible.
Escribir desde la humildad y el respeto, desde la sencillez, porque puede que sea, tal vez, lo único que uno es capaz de hacer medianamente bien, porque contribuye a dar sentido a la persona que, en su soledad, teclea incansable para conectarse con las demás.
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